Durante años hemos sido el azote del bipartidismo representado por PP y PSOE, PSOE y PP. Ahí están los hechos. Hemos denunciado su derroche de dinero público, su mala gestión, sus corruptelas y su corrupción política. Hemos denunciado sus recortes sociales y sus pactos con los nacionalistas que pretenden romper España. Hemos presentado decenas de propuestas para hacer frente a su calamitosa gestión y medidas para regenerar España y mejorar la vida de los españoles: iniciativas para reformar la ley electoral, despolitizar la Justicia, luchar contra la corrupción, generar empleo estable y de calidad, redimensionar el Estado autonómico para reducir duplicidades e ineficiencias, blindar la igualdad en España, luchar contra los recortes sociales, salvaguardar el Estado del Bienestar y hacer frente a todas las injusticias. Hemos sido su azote.
Ahora vamos a seguir siéndolo porque amamos a nuestro país y queremos lo mejor para los españoles. Sin embargo, se nos acumula el trabajo. Ahora defender a España y a los españoles exige además desenmascarar a populistas, falsos regeneradores y vendedores de humo. Alguien debe hacerlo.
Podemos es un peligro para nuestra democracia cuyo objetivo es simplemente alcanzar el poder (para lo cual utilizarán todas las estrategias imaginables, como corregir su programa político tantas veces como consideren necesario para engañar a la gente) y, a partir de ahí, imponer su modelo chavista a un país que no se lo merece. Hablan de casta pero no hay mayor casta que la cúpula de Podemos y su proyecto totalitario, una amalgama de comunistas, radicales, populistas y nacionalistas. No vamos a callarnos frente a sus propósitos y les haremos frente.
Rivera, por su parte, es puro humo, postureo, simple verborrea y cosmética cuya pretensión es que nada importante cambie en España. Más allá de las palabras, no se le conoce medida concreta para cambiar la ley electoral, acabar con la corrupción o regenerar el país. Apoya al PP en la Comunidad de Madrid y al PSOE en Andalucía, varía su discurso en función de si hay o no hay elecciones, incumple las promesas dadas («nunca pactaré con Sánchez o Rajoy»), ha aceptado la inmersión lingüística en Cataluña, defiende que la Educación siga gestionada por las CCAA, no cuestiona el Concierto Económico en el País Vasco ni el Convenio en Navarra y se sienta hablar con Puigdemont en lugar de exigirle antes que cumpla la legalidad vigente y abandone su camino secesionista.
Así las cosas, reitero que no vamos a callarnos y que vamos a seguir defendiendo a España y a los españoles. El trabajo no ha terminado y el que queda por delante es realmente apasionante. El 26 de junio volveremos al Congreso de los Diputados. Como dijo Savater, UPYD cabalga de nuevo. Malas noticias para los corruptos, los recortadores sociales y los nacionalistas que quieren romper España.