Mi candidatura a UPYD: no es valentía sino lealtad

Quiero confirmaros por esta vía que voy a presentar candidatura para dirigir UPYD a partir del próximo día 2 de abril, fecha en la que celebraremos el Congreso Extraordinario donde cada uno de los afiliados decidiremos, con nuestro voto telemático, el nuevo Consejo de Dirección y, de ese modo, el nuevo rumbo del partido. Esta decisión no es un acto de valentía sino de responsabilidad política y de lealtad con el proyecto político que llevamos 8 años defendiendo y con cada uno de los afiliados, quienes sois los dueños del partido. Y lo hago convencido de que el empeño merece la pena y de que, si acertamos con las decisiones que deben tomarse, UPYD recuperará sin duda la confianza de los ciudadanos. Mi propósito es conformar una candidatura integradora de personas convincentes y convencidas que representen la esencia política de UPYD, estén dispuestas a impulsar los cambios que necesitamos, congenien con la inmensa mayoría de la sociedad española… y donde se vea perfectamente reflejada la afiliación magenta. Conociendo a las personas que conforman UPYD y el compromiso de todas ellas, no tengo dudas de que será la candidatura que una y vuelva a ilusionar a la afiliación y recupere la confianza de la ciudadanía. Para ello hará falta inteligencia y habilidad política, ingenio e imaginación, profesionalidad y experiencia… y también pasión, desparpajo y valentía a raudales. Y optimismo. Y alegría. Va a ser indispensable arriesgar, innovar y sorprender. Y vamos a hacerlo. Como dijo una afiliada melillense en Málaga, «porque nos da la gana y queremos lo mejor para España».

Que el partido va a estar en buenas manos ya nadie lo duda (son las vuestras y las nuestras, al fin y al cabo). Y que hay espacio político para UPYD es una evidencia. Ahora se trata de ser audaces y acertar con las decisiones que se tomen. Que no va a ser fácil no habría ni que recordarlo, pero es que si fuera fácil no tendríamos tanto empeño en hacerlo. Que merece la pena seguir peleando es de sentido común: simplemente, la mayor parte de las ideas esenciales que llevamos defendiendo 8 años no han sido alcanzadas, es decir, no hemos logrado nuestros objetivos… aunque desde luego hemos logrado un éxito evidente que deberíamos reconocerlo públicamente: gracias al trabajo realizado por todos vosotros y por nuestros principales dirigentes, hemos revolucionado la política española y hemos insertado en el debate político muchísimas de nuestras principales propuestas. Pero no vinimos para que hablaran de nuestras ideas… sino para que se aplicaran y llevaran a efecto, así que toca continuar la batalla. Ante quien os diga que el panorama político está copado, podéis decirle dos cosas: una, que nos gusta la pluralidad y no vemos problema sino todo lo contrario en que la oferta política se haya incrementado y hayan aparecido nuevos partidos políticos; y dos, que aunque el resto de partidos políticos defiende, obviamente, algunas cuestiones que nosotros compartimos, ningún otro defiende todo lo que nosotros defendemos ni, desde luego, lo hace con la misma profundidad, claridad y coherencia ni con los mismos principios. Basta con analizar el acuerdo firmado por el PSOE y Ciudadanos esta misma semana (y su presentación pomposa y, por lo tanto, fraudulenta): más allá de que haya determinados elementos positivos como la supresión de aforamientos, descartan reformar a fondo y en todos sus ámbitos el mastodóntico Estado Autonómico y blindar la igualdad de los ciudadanos españoles; reconocen los «hechos diferenciales»; salvaguardan los privilegios fiscales vascos y navarros; asignan a las CCAAs responsabilidades en política exterior; proponen cambiar el nombre de las diputaciones pero no suprimirlas mientras blindan las diputaciones forales vascas; olvidan acompañar esta medida con la indispensable fusión de los municipios más pequeños; ignoran la indispensable reforma de la Ley Electoral para que el voto de cada ciudadano valga lo mismo; descartan suprimir el Senado (ni sus pinganillos); rechazan que Educación sea competencia del Estado; presentan para despolitizar la Justicia una propuesta que es pura cosmética y no cambia nada y… entre otras muchas cuestiones, plantean reformas constitucionales sin permitir dar voz a los ciudadanos. Todo esto y el panorama político en general (corrupción, populismo…) demuestran que UPYD es necesario. Porque es indispensable que haya quien diga lo mismo en cualquier parte de España, que diga lo mismo antes, durante y después de las campañas electorales, que actúe con honestidad y coherencia… y cuya bandera sea sencilla y llanamente la buena política.

Tras varios varapalos electorales y múltiples problemas que no supimos o pudimos solucionar adecuadamente y, más allá de que no hayamos recibido excesivos favores externos sino todo lo contrario, debemos abrir una nueva etapa en UPYD. Para lograr nuestros objetivos debemos ser un partido político más abierto y flexible y que escuche más a sus propios afiliados y a los ciudadanos en su conjunto. Un partido político que lance un mensaje de optimismo y esperanza a los votantes y que utilice un lenguaje que enganche. Un partido político más permeable a los movimientos sociales y más cercano a la calle. Un partido político organizativamente más flexible, ligero y descentralizado, cuya dirección confíe más y mande menos, dé más libertad a sus afiliados y cargos públicos, facilite la comunicación entre todos ellos y reconozca errores cuando se cometan. Un partido político que ensanche su base y sume a personas que no tienen que pensar exactamente como cada uno de nosotros. Un partido político que recupere a las valiosísimas personas que se fueron y abra de par en par sus puertas a quienes quieran incorporarse por vez primera a este proyecto. Un partido político que amplíe su abanico temático e incida en dar soluciones a los problemas diarios de la gente: el paro, la precariedad laboral, los bajos salarios, los desahucios y la desigualdad insoportable. Y, obviamente, un partido político inequívocamente nacional, laico y profundamente progresista que defienda la igualdad en España y más bienestar para todos. Algunas de estas cosas debemos empezar a hacerlas y otras debemos hacerlas mejor. Hemos tenido grandísimos aciertos pero también hemos cometido errores (y es lógico que los hayamos cometido porque hemos tomado partido hasta mancharnos). Puesto que tenemos experiencia y una afiliación formada por personas valiosísimas, se trata de corregirlos. No concretaré más porque las medidas deberán concretarse con los miembros de la candidatura pero también con todos vosotros (algunos apuntes: bajar cuota de afiliación y agilizar el proceso, reuniones anuales de cargos públicos, reuniones anuales de coordinadores, creación de la figura del delegado provincial…). En todo caso, queda claro el espíritu.

En fin, manteniendo la esencia política, os propongo cambiar para mejorar en lugar de bajar los brazos (hay espacio político y nuestros objetivos no han sido alcanzados). Como decía más arriba, hará falta inteligencia y habilidad política, ingenio e imaginación, profesionalidad y experiencia… y también pasión, desparpajo y valentía. Va a ser indispensable arriesgar, innovar y sorprender. Y vamos a hacerlo todos juntos porque nos da la gana y queremos aportar lo mejor de nosotros para mejorar España.