¿Y por qué íbamos a resignarnos ahora?

Ahora que el bipartidismo parece y sólo parece haber saltado por los aires, nos llegan mensajes en relación a que podemos dar por finalizado el trabajo iniciado en 2007. Nos dejan caer o nos aseguran que el Congreso de los Diputados se ha abierto a nuevos partidos políticos y algunas de nuestras propuestas se oyen en las tertulias televisivas, en los platós de televisión, en las emisoras de radio e incluso en la misma tribuna del Congreso. Nos dan las gracias por los servicios prestados y nos animan a mantenernos en los márgenes de la opinión pública y de las noticias, poner cara de ciudadanos satisfechos, no incordiar demasiado y decantarnos por algunos de los actores políticos de moda: aproximadamente, lo que nos decían en 2007.

Sin embargo, ¿por qué ibamos a conformarnos ahora, cuando queda todo por hacer y nuestras propuestas políticas esenciales no son todavía una realidad? ¿Por qué íbamos a conformarnos ahora cuando nuestros objetivos fundacionales no se han cumplido? ¿Por qué íbamos a rendirnos ahora y abrazar lo menos malo o lo mediáticamente atractivo cuando sabemos a ciencia cierta que seguimos siendo necesarios? ¿Se ha blindado ya la igualdad de los ciudadanos españoles? ¿Disfrutamos a día de hoy de una Justicia independiente? ¿ Es Educación competencia del Estado? ¿Tenemos un Estado Autonómico viable que no derroche dinero público? ¿Se han suprimido los regímenes fiscales excepcionales en Navarra y en Euskadi, donde, por cierto, un servidor, junto a todos vosotros, se ha partido la cara durante los últimos 7 años? ¿Se ha cerrado ya el Senado? ¿Ha renunciado Cataluña a lograr una financiación privilegiada? ¿Se han suprimido las diputaciones provinciales y las sacrosantes diputaciones forales? ¿No hay gasto político supérfluo en España? ¿Se han despolitizado los órganos de control? ¿Se garantiza en el País Vasco o en Cataluña la libertad de elección lingüística? ¿Hemos acabado con la corrupción política? ¿Se han reformado las leyes electorales?

De algunos de estos temas se habla… y es mérito de UPYD haber puesto encima de la mesa estos debates esenciales… pero no era nuestro objetivo que se hablara de estas propuestas… sino hacerlas realidad. ¿Hay algún partido político a día de hoy que defienda todas estas propuestas? Si analizamos el pacto firmado por PSOE y Ciudadanos, ni de lejos plantean lo que nosotros planteamos. Porque no es lo mismo cambiar de nombre a las diputaciones provinciales que suprimir tanto éstas como, ay, las sacrosantas diputaciones forales. No es lo mismo plantear medidas cosméticas para decir que se pretende despolitizar la Justicia que despolitizar la Justicia con medidas efectivas. No es lo mismo pelear democráticamente, todos los días del año, antes, durante y después de las campañas electorales por la supresión de los regímenes fiscales excepcionales que aparcar estas propuestas en Euskadi o en Navarra, taparlas, disimularlas o renunciar a ellas. No es lo mismo luchar contra todas las corruptelas y todas las corrupciones que sostener gobiernos afectados por gravísimos casos de corrupción política y no es lo mismo regenerar la democracia que fomentar el transfuguismo, la mala política o el nepotismo. No es lo mismo defender la democracia interna que protagonizar escándalos en todas las comunidades autónomas, espionajes entre afiliados, expulsiones… y un largo etcétera. No es lo mismo poder aparecer ante los medios con la voz clara y los principios inamovibles que balbucear eslóganes o leer frases hechas. No creo que merezca la pena concretar más esto que escribo.

A mí la pluralidad me gusta y sobre todo me gusta el pluralismo político. Que hayan surgido partidos nuevos nos permite entretenernos con sus propuestas, eslóganes y representaciones teatrales. E incluso en algún caso, por qué no decirlo, celebrar que planteen de vez en cuando alguna propuesta sensata. O que los partidos más antiguos del lugar asuman alguna propuesta que en el pasado tildaron de demagogia barata y populismo. Algo es algo pero es muy poca cosa para quienes vinimos a cambiar muchas cosas muy a fondo. En fin, creo que hay que ser muy conformista para conformarse ahora con lo poco que se nos ofrece.

Lo siento por quienes pretenden que todo siga básicamente igual y por quienes se conforman con un simple cambio de caras (ahora parece que se pretende apartar a Rajoy para que nada esencial cambie), pero hoy me reafirmo en la defensa de las ideas esenciales de UPYD, hoy tan necesarias o más que hace 8 años. Porque no es lo mismo cambio auténtico que cambio cosmético. Porque no es lo mismo cambio que recambio. Porque no nos resignamos a lo menos malo. Porque, si nos mantenemos unidos en UPYD y fieles a nuestros principios, hay futuro. Y sobre todo hay trabajo: porque nosotros no vinimos a confundirnos con el paisaje… sino a cambiar y mejorar profundamente España.