No soy amigo de merodear por los entresijos del espacio internauta donde pululan todo tipo de seres más o menos terrenales. Noto que cuando lo hago pierdo demasiado el tiempo. Cuando lo hago, suele ser más por despiste que por dedicación premeditada: a menudo porque trato de comprobar si ha ocurrido el milagro de que alguno de los medios escritos conservadores hayan publicado alguno de mis artículos, y entonces una cosa me lleva a la otra y me encuentro en blogs donde me nombran y se me acusa de populismo.
En este caso ha sido mi defensa de una vivienda pública exclusivamente en alquiler lo que ha provocado que algún lumbreras con mucho tiempo libre haya dedicado el epíteto que les cito. Y por allí anda el buen hombre poniéndonos a caldo. Comprendo que nuestro programa político sea el gran desconocido, especialmente para los que únicamente se guían de las suposiciones y prejuicios, pero en tal caso es mejor mantener la boca cerrada antes que hacer el ridículo. Si algo no somos ninguno de los militantes upeydianos, es populista. Si lo fuéramos, habríamos apostado por el socialismo vasquista que reivindica los privilegios históricos o por el Partido Popular que reclama exprimir los beneficios del Concierto Ecónomico y bajar los impuestos a los más ricos. Opciones respetables, pero muy conservadoras, al menos para mi gusto. O diríamos lo que el señor Basagoiti acaba de decir hace unas pocas horas: digan lo que digan los castellanos, debemos aprovecharnos de las virtudes del Concierto. Muy liberal, claro. Más lejos llegó en campaña electoral: defendemos el Concierto Económicos porque es muy español. Menudo argumentario.
Si fuéramos populistas, andaríamos soltando gracietas en la blogosfera, sin datos contrastados y toda la nocturnidad del mundo, como hace el menda del que os hablo. Cualquier cosa antes que mojarnos de cuerpo entero y reivindicar cosas nunca dichas en Euskadi, también en sede parlamentaria. Es lo que tiene este democrático espacio: pinchas aquí y allí y encuentras a los mismos en todos los blogs diciendo las mismas cosas. Si fuéramos populistas, se nos acabaría el tiempo repitiendo como papagayos «todos y todas», «ciudadanos y ciudadanas» y hasta «personas y personos». Si fuéramos populistas, cualquier cosa menos incorporarnos digna y voluntariamente a este nuevo proyecto político para defender la libertad individual y la igualdad ciudadana. Para defender el laicismo, el universalismo, políticas progresistas, fiscalidad progresiva, estudios científicos antes que prejuicios políticos e incluso un modelo federal para España. Y tantas otras cosas que muchos amantes del ciberespacio ni sospechan. Tiempo al tiempo.