El próximo día 6 de noviembre se cumplen 34 años de la “Marcha Verde”, esto es, la ocupación marroquí del Sáhara Occidental, territorio colonizado y perteneciente entonces a la España de un Franco moribundo. Días después de aquel lejano año de 1975, día 14 del mismo mes, se firmaban los vergonzosos Acuerdos de Madrid, a través de los cuales y contraviniendo el mandato de las Naciones Unidas y la Corte Internacional de Justicia, se entregaban a las soberanías mauritana y marroquí el presente y el futuro, hasta hoy, de miles de ciudadanos sin derechos y sin libertad. Aunque llamar ciudadano a quien no tiene donde caerse muerte sea mucho decir.

Todavía hoy colean las vergüenzas de las que somos los españoles responsables, razón por la cual mantenemos una deuda moral que no será saldada mientras se mantenga el sufrimiento del pueblo saharaui, atado de pies y manos por la dictadura marroquí y la pasividad de los diferentes gobiernos españoles, los grandes partidos nacionales e incluso las instancias internacionales.

El último de los dramáticos episodios provocados por este drama ha sido la detención de siete independentistas saharauis, acusados de traición y enfrentados a una posible pena de muerte. El Parlamento Vasco, por unanimidad, acaba de denunciar esta circunstancia y mostrado su solidaridad expresa. Pero son los grandes partidos nacionales, y el Gobierno español, quienes deben alzar cuanto antes su voz en defensa del derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, en lugar de mantener un equilibrio indecente entre la defensa inequívoca de los derechos humanos y la dictadura marroquí. El tiempo pasa y es hora de elevar el tono de voz para poner fin a una injusticia tan flagrante.