El pasado jueves, en sede parlamentaria, discutimos una moción del Partido Popular ciertamente elocuente. Venía a decir respecto a la transferencia de las políticas activas de empleo, lo siguiente: apliquemos el método del Concierto Económico a esta transferencia. Si, como consecuencia de ello, recibimos más de lo que nos corresponde, bien, mutis por el foro, viva el fuero; si recibimos menos, que el Lehendakari renegocie. Más allá de que, como ya escribí aquí mismo hace unos días, aplicar el método del Concierto Económico a esta transferencia es un escandaloso medio para meter la mano en el cajón de los restantes ciudadanos españoles, lo que debe ser contado vino después. Porque cuando un servidor defendió en la tribuna que se nos entreguen los fondos que nos corresponden, es decir, no el 6,24% del presupuesto nacional para políticas activas para atender al 2,36% de los parados españoles (que son los vascos) sino estrictamente lo nuestro; no el 6,24% de las bonificaciones habidas en todo España sino exclusivamente las que efectivamente se hayan aplicado en Euskadi… se me invitó a defender estas cosas… en Madrid.
La representante de Aralar me acusó de defender postulados que van contra la sociedad a la que represento (a los privilegios económicos de los que disfrutamos, se refería). El representante del PNV, de faltar al respeto de la Cámara, por defender cosas que nadie defiende… y por ser una minoría… muy minoritaria (1 frente a 74). El socialista, noble y sincero él, nos contó lo que ya sabemos: «hasta ahora los vascos hemos comido jamón, y jamón del bueno». Y lo más de lo más: el representante del Partido Popular me invitó a defender estas cosas… en Madrid. Nombrando a la capital del reino quería referise a España, término en desuso que debe ser sustituido por ese término recurrido habitualmente por los nacionalistas: Madrid. Así que, si históricamente han sido los nacionalistas vascos quienes invitaban a nuestros representantes constitucionalistas (qué será de ellos) a defender sus ideas «españolistas» en Madrid… ahora es el mismo PP quien nos invita a nosotros a marcharnos de Euskadi. Pero no hace falta, señor Damborenea. La capital del reino ya tiene dos magníficos candidatos, David y Luis, y yo no tengo hueco. Pero no se preocupe: serán ellos los que defiendan, también allí, las mismas ideas que UPyD, a mucha honra, defiende en el Parlamento Vasco.