Antonio Basagoiti insiste en su habitual discurso no excesivamente elaborado: el Concierto Económico es muy español… y queda por tanto invalidado cualquier argumento que pueda ponerlo en cuestión. Siguiendo su lógica, la expulsión de los judíos y la inquisición española son bellos recuerdos de nuestra historia… y el fracaso escolar o la corrupción política actitudes dignas de todo elogio. Sin embargo, al menos una cosa se debe saber: hay quienes no estamos en esto para ser más o menos españoles ni para ejercer supuestamente de tales. En nuestro caso concreto, como miembros de un partido inequívocamente nacional y progresista, para defender valores universalmente aceptados, tales como la solidaridad y la igualdad ciudadanas. Por lo que parece, los privilegios únicamente son criticables cuando los disfrutan otros; cuando somos nosotros los privilegiados, se invoca la diversidad plurinacional española, como si la pluralidad cultural afortunadamente existente en España pudiera validar una diferencia de derechos y, por tanto, la desigualdad. Sin embargo, mantenemos cierta esperanza: la mayoría de partidos vascos observa el notorio absurdo que implica que un ciudadano pague distintos tributos en función del territorio histórico donde resida. Únicamente nos queda esperar a que universalicen este principio y lo apliquen al conjunto del Estado del que somos ciudadanos. Tal vez podamos entonces defender conjuntamente un Estado federal simétrico e igualitario.