Una de las imágenes que mantego guardadas en mis retinas es la de dos soldados israelíes, hace como 20 años, tratando de romper, con piedras, los brazos de dos jóvenes palestinos, maniatados y con los ojos vendados.
Recuerdo a duras penas el entorno pedregoso y las imágenes repetidas en los diferentes medios de comunicación. Y los soldados, golpeando reiteradamente los brazos de los palestinos, lo cual observaba yo con mirada atónita, apenas pudiendo entender lo que las imágenes decían.
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El disparo a bocajarro del ejército israelí a un detenido, maniatado y con los ojos tapados, me ha retrotraido a un lugar del que no consigo huir.
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