Eva Amaral decidió mostrar sus tetas durante su actuación este pasado fin de semana en el Festival Sonorama, que se celebra todos los años en Aranda de Duero. A mí el hecho en sí no me ha impactado porque defiendo la libertad de expresión, soy adulto y vivo en la España del siglo XXI, aunque supongo que habrá habido de todo; al fin y al cabo, de inquisidores, censores, moralistas y puritanos está el mundo lleno. Sin embargo, sí me gusta saber por qué se hacen determinados gestos, qué se reivindica y qué derechos se defienden. No es lo mismo enseñar las tetas por la libertad de las mujeres en Irán que hacerlo para reivindicar el pan tumaca, pero cada cual decide utilizar sus atributos para lo que considere. Pero fue la propia cantante de himnos como Te necesito, Sin ti no soy nada o Moriría por vos quien aclaró sus inquietudes: enseñó sus tetas «por Rocío, por Rigoberta, por Zahara, por Miren y por Bebe. Por todas nosotras. Porque nadie nos puede arrebatar la dignidad de nuestra desnudez. La dignidad de nuestra fragilidad, de nuestra fortaleza. Porque somos demasiadas. Y no podrán pasar por encima de la vida que queremos heredar. Donde no tenga miedo a decir lo que pienso. Porque hoy es el día de la revolución”.

A Rocío Saiz, que también enseñó sus tetas durante un concierto en la celebración del Orgullo en Murcia este pasado junio, un policía exaltado la obligó a cubrirse, y después el policía exaltado terminó expedientado por la Policía de Murcia porque enseñar los pechos no es delito (y si no te gusta, no mires). Zahara, por su parte, sufrió hace dos veranos la censura del cartel de su último disco, Puta, por presiones de grupos que se sintieron ofendidos porque la cantante aparecía vestida como la Virgen. En aquel momento, la cantante explicó que «la única respuesta la voy a dar cantando y defendiendo la libertad de expresión». Al fin y al cabo, la mejor forma de defender la libertad de expresión es expresándose libremente. Según leo, el resto de citadas por Eva Amaral son fervientes defensoras de la desnudez de la mujer y el feminismo. Quizás debió incluir en su lista a Chanel, a la que otros curillas del siglo XXI atacaron por enseñar y exhibir parcialmente su culo, pero supongo que lo habrá dejado para una mejor ocasión.

Así que, por lo que se ve y por lo que dijo, el gesto parece reivindicar fundamentalmente la libertad, y en concreto la libertad de enseñar el propio cuerpo como cada cual considere. Yo estoy a favor de tal cosa y, aunque lo ejerzo lo justo y con éxito relativo, creo que es un derecho que afortunadamente está protegido en España. Hay quien se atrevió a deslizar alguna sospecha por culpa de unas recientes declaraciones de Amaral: «Queremos que el Sonorama sea el pistoletazo de salida del nuevo disco». La sospecha de los malpensados apunta a la posible utilización publicitaria del hecho y, por lo tanto, a la mercantilización del cuerpo de la mujer; pero como es el suyo, también a ello tiene derecho. Albert Rivera, sin ir más lejos, comenzó así su carrera.

No creo que hoy día la desnudez cause asombro en España, salvo en determinadas circunstancias, aunque pueda haber de todo. En mi opinión, lo que peor soporta la gente es la hipocresía y la doble vara de medir: depende quién haga qué, será criticado o entronizado. Ejemplos los ha habido a miles en los últimos tiempos. Algunos de los más entusiastas defensores de la libertad de la mujer condenan a la mujer que no sigue determinados patrones establecidos por los inquisidores que reparten carnets de progresía y moralidad pública. Y no siempre se defiende la libertad en todos los casos: ni gestación subrogada, ni prostitución libre entre adultos ni consumo autónomo de pornografía, ya que todo ello implica la mercantilización por antonomasia del cuerpo de la mujer. Son, supongo, las contradicciones del ser humano. Hay también quien se indigna porque no llega a atisbar qué derechos de la mujer se reivindican con tales actuaciones, y de cuáles carecen en relación con el hombre. Pero yo no me envolvería en este tipo de argumentos ni me metería en esos charcos: siempre es mejor seguir exigiendo los derechos que fueron vulnerados durante años que celebrar que dichos derechos están hoy plenamente protegidos. Incluso aunque sea gracias a la perversa Constitución Española. Por otro lado, algunos de quienes han aplaudido la valentía de Eva Amaral, callan ante la vulneración de los derechos de la mujer en países islamistas, donde te mandan a la horca o te lapidan. Pero no vamos a ponernos serios ni tiquismiquis en pleno verano.

Siendo honestos, enseñar los pechos en España no es una actividad arriesgada, por mucho que haya quienes la ejerciten y otros la critiquen. Pero hasta ahí podíamos llegar: cancelar a los que se desnudan o a los discrepantes de quienes se desnudan. Y es que no se puede prohibir todo lo que no nos gusta ni hacer obligatorio todo lo que nos parece indispensable. Me quedo con que quien quiere puede enseñar sus tetas y, los que no lo comparten, criticarlo o cerrar los ojos.

(Publicado en Vozpópuli el 15 de agosto de 2023)