Durante estos últimos días se ha producido en Twitter una polémica en relación a si la banda terrorista ETA era o no era de izquierdas, a raíz de un mensaje de un tuitero en el que negaba tal extremo. A partir de ahí, decenas de personas dieron su opinión al respecto y yo mismo escribí lo siguiente: “¿ETA era de izquierdas? No creo que sea definitorio de la izquierda o la derecha el asesinato de inocentes… Sabemos que los miembros de ETA asesinaron a empresarios y trabajadores, a jubilados y a parados, a mujeres y a niños. A gente inocente. Eran basura. Terroristas. Punto”.

El tuit lo escribí con la intención de destacar que, más allá del debate que se había abierto en la red, lo relevante de ETA no es que fuera de izquierdas o de derechas, sino su naturaleza terrorista, mafiosa y dictatorial, y el asesinato de centenares de víctimas inocentes que provocaron sus cincuenta años de cruenta historia. Sin embargo, el tema merece clarificar algunas cuestiones que no caben en un simple tuit, y quiero ahondar en el asunto a través de las siguientes líneas.

ETA no fue una simple banda de delincuentes formada por indeseables que se dedicó a extorsionar, secuestrar y asesinar de manera indiscriminada a quien se pusiera por delante; de modo mucho más riguroso podemos afirmar que fue mucho peor que eso: ETA fue una banda terrorista de ideología nacionalista que buscó, a través del uso perfectamente discriminado de la violencia (no contra cualquiera que pasara por allí sino contra algunos en concreto), el logro de unos determinados objetivos políticos: el ejercicio del “derecho a la autodeterminación”, la anexión de Navarra y del sur de Francia al País Vasco y la consecución de una Euskal Herria independiente y socialista. Frente a quienes durante años trataban de obviar algunos de sus atributos y presentarla como una banda de simples malhechores y delincuentes, fuimos algunos quienes recalcamos que, tras sus despiadados actos de barbarie, existía el deseo de imponernos un determinado proyecto político (antidemocrático). Y fue obviamente por eso que, así como no hay partido político que defienda el asesinato de mujeres o la impunidad de los violadores, ETA sí contaba con la ayuda de su propio brazo político (Herri Batasuna y herederos), el cual disfrutó durante años de presencia en nuestros propios parlamentos, con el objetivo esencial de justificarla, acompañarla y ayudarla en la consecución de sus objetivos desde las moquetas, los escaños y las instituciones democráticas. Unos asesinaban y otros justificaban los asesinatos. Y que tuviera una naturaleza política y quisiera imponernos un determinado proyecto político no suaviza su criminal historia sino que la agrava.

Así que mi tuit no pretendía obviar o negar la naturaleza política de la banda terrorista sino resaltar los hechos criminales llevados a cabo y, en concreto, el asesinato de hombres, mujeres y niños, empresarios y trabajadores, profesores y amas de casa, jubilados y parados, militares, policías y representantes políticos democráticos constitucionalistas. Porque cuando fueron asesinados miembros de formaciones políticas nacionalistas, no fueron asesinados por ser nacionalistas sino por pertenecer a alguno de los colectivos que la banda situó entre sus objetivos, como el empresario que se negaba a pagar el chantaje mafioso o el ertzaina que defendía nuestra democracia y nuestro Estado de Derecho.

Cuando el tuitero afirmó en Twitter que ETA no era de izquierdas, se indignaron las personas de derechas que con razón no quieren compartir con la banda supuesta misma ubicación política; e igualmente se indignó la izquierda democrática que rechaza el uso de la violencia y cree en la justicia social cuando hubo quien insistió en que ETA era de izquierdas. Porque, salvo sus herederos y quienes no son demócratas, todos los que somos gente de bien condenamos y abominamos de ETA.

Sé que ETA se reivindicaba como socialista y de izquierdas, pero también se reivindicaba como defensora de la democracia y trató sin reservas de acabar con ella, o decía defender a la clase trabajadora mientras asesinaba cruelmente a trabajadores con un tiro en la nuca o un coche bomba. Sé que ETA quería imponernos un proyecto socialista y sé también que ETA asesinó a socialistas. Sé que la banda y sus servicios auxiliares se reivindicaban como feministas y sé también que asesinó a mujeres y niñas. Sé que ETA decía defender a la juventud vasca y el euskera… y sé también que ETA expulsó a miles de jóvenes de su tierra y asesinó a euskalzales; y todo ello con el objetivo de aterrorizar al conjunto de la sociedad, hacer torcer el brazo al Gobierno de España, forzarlo a negociar, lograr sus objetivos políticos e imponernos su proyecto.

Por todo ello creo que lo fundamental del asunto es recordar los hechos criminales acontecidos, en lugar de atender a lo que ETA nos decía que era.

Así que no nos enfrentemos los demócratas por ello, seamos de izquierdas, de derechas o mediopensionistas. Entiendo a quienes afirman que era de izquierdas por la parafernalia que empleaba y porque se reivindicaba como socialista; pero también entiendo a quienes niegan tal cosa porque la izquierda decente y de verdad es otra cosa y sus principios y valores están en las antípodas de lo que fue ETA. ETA fue una banda terrorista de ideología nacionalista que trató de alcanzar sus antidemocráticos objetivos políticos e imponérnoslos a través del uso perfectamente discriminado de la violencia. Se puede debatir sobre lo demás, pero esto es lo esencial del asunto.

Quizás nos podamos quedar, por esta vez, con lo relevante que compartimos y lo que nos separa de aquellos: el rechazo a la violencia, el respeto al adversario político y la defensa de la democracia para dirimir nuestras diferencias.

(Publicado en El Español el 13 de abril de 2021)