«Conviene que el intelectual no crea demasiado en sí mismo. Después de todo, lo más bello que hay en la inteligencia, lo que la distingue de otras calidades más toscas – como la belleza física, la fuerza, la nobleza genealógica o el dinero-, es que siempre es problemática. Nunca se sabe de cierto si se tiene o no inteligencia. Lo más que puede asegurarse es que la ha tenido uno hace un momento, pero ¿ahora, en este instante que viene, en esta frase que se comienza?… El hombre inteligente ve constantemente a sus pies abierto e insondable el abismo de la estulticia. Por eso es inteligente: lo ve y retiene su pie cautelosamente».
ORTEGA Y GASSET. España invertebrada.