La periodista del DEIA me preguntaba incluyendo supuesta y subliminalmente la respuesta: ¿por qué si habéis insistido durante toda la campaña en que el gobierno presidido por el lehendakari Ibarretxe es frentista, abogáis ahora por otro gobierno frentista, esta vez constitucionalista?

Me explico todo lo claro que puedo: los gobiernos liderados por el lehendakari Ibarretxe desde el funesto año de 1998 no fueron frentistas porque de él formaran parte determinas fuerzas políticas, hoy día confirmadas por cierto como indiscutiblemente nacionalistas, sino por la política o políticas que nos aplicaron durante estos diez añitos. Entendemos fueron claramente frentistas porque se dedicaron a construir una Euskadi al margen o incluso contra la mitad de la ciudadanía vasca, ésa que no es que no sea nacionalista sino más bien que se la trae al pairo las ensoñaciones patrióticas de los nacionalistas. Porque hicieron todo lo posible para lograr un estado independiente vasco, ejercer el antidemocrático derecho a la autodeterminación y ensanchar todo lo posible el abismo deseado con los restantes ciudadanos españoles. Porque no pensaron en el conjunto del país, sino sólo en sus deseos expansionistas (hacia Navarra) y separatistas (contra el ideal de ciudadanía). Porque extrangularon la libertad lingüística, convirtieron la EITB en un agente propagandista más y la estrechísima Educación pública fomentó cualquier cosa menos la soberanía del individuo. En fin, tantas cosas. Y todo ello con el apoyo de EB, esa cosa inentendible que lo mismo critica el neoliberalismo de sus socios como tilda de antidemocráticas las elecciones vascas. En esta formación deben pensar que vivimos en algún año previo al siglo pasado.

Nosotros no queremos un gobierno frentista, ni en Euskadi ni en ninguna parte del mundo. No lo queremos vengativo ni que vaya contra nadie. Lo queremos constitucionalista, para que se ponga manos a la obra en prestigiar las instituciones vascas como parte del Estado de Derecho español que dificultosamente disfrutamos, en lugar de vilipendiar el ordenamiento jurídico vigente. Para que se aplique en defender los derechos del conjunto de los ciudadanos, sin excepción de ningún tipo. Para que fomente aquello que nos une a los vascos y lo que igualmente nos une con los restantes ciudadanos españoles. Para que todos los ciudadanos disfruten de los mismos derechos y les sean exigidas las mismas obligaciones, sin privilegios de ningún tipo. Para que Euskadi pueda ser cuanto antes una sociedad normal, en absoluto un campo de batalla entre nacionalistas y no nacionalistas, sino terreno propicio para el libre debate democrático entre ciudadanos situados en pie de igualdad. Para que se fomente la unión frente al separatismo, el diálogo parlamentario frente al chantaje y el compromiso político frente a la vida contemplativa.