Es ÉBANO la obra más conocida del “periodista legendario” Ryszard Kapuscinski, una especie de radiografía milimétrica del continente africano, de obligada lectura para quienes quieran acercarse a los entresijos del África Negra. Sin embargo, es en otro libro del polaco, IMPERIO, una sorprendente descripción del derrumbe del Imperio Soviético, a partir de sus viajes por sus diversas Repúblicas entre los años 1989 y 1991, donde encuentro las siguientes palabras que transcribo:

“Al mundo lo amenazan tres plagas, tres pestes.
La primera es la plaga del nacionalismo.
La segunda es la plaga del racismo.
Y la tercera es la plaga del fundamentalismo religioso.
Las tres tienen un mismo rasgo, un denominador común: la irracionalidad, una agresiva irracionalidad, todopoderosa, total. No hay manera de llegar a una mente tocada por cualquiera de estas plagas. En una cabeza así constantemente arde una santa pira en espera de víctimas. Todo intento de entablar una conversación serena está condenada al fracaso. Aquí no se trata de una conversación sino de una declaración. Que asientas a lo que él dice, que le concedas la razón, que firmes tu adhesión. Si no lo haces, ante sus ojos no tienes ninguna importancia, no existes, pues sólo cuentas como un instrumento, como un arma. No existen las personas, existe la causa.


Una mente tocada por semejante peste es una mente cerrada, unidimensional, monotemática y sólo gira en torno a un único tema: el enemigo. Pensar sobre el enemigo nos alimenta, nos permite existir. Por eso el enemigo siempre está presente, nunca nos abandona”.