De este modo han denominado los países de Suramérica la recién aprobada directiva europea, la que permite retener a los inmigrantes indocumentados durante 18 meses y que para el socialismo español y el presidente Zapatero responde a criterios humanitarios y es una iniciativa de progreso. Que para los mandatarios del socialismo e incluso para los no tan mandatarios ni tan socialistas que pertenecen igualmente a la actual clase política española sea este esperpento una ley progresista quizás nos extrañe menos a los españoles que al resto de los europeos, acostumbrados como estamos en nuestro país a que los conceptos «izquierda», «derecha» o «progresismo» se utilicen al antojo de cada uno, y así uno dice sin avergonzarse que es más centrado e incluso más progresista cuanto más proclive se muestra a pactar con los nacionalistas de cualquier pelaje, la más reaccionaria de las ideologías conocidas, especialmente por estos lares. Por lo que se ve, la aprobación de esta directiva tiene por objeto prioritario dar muestras de firmeza ante un electorado temeroso de los nuevos e indeseables huéspedes, pero lo que realmente consigue es desfigurar y convertir en proyecto inalcanzable la Europa que soñaron las grandes figuras de la socialdemocracia, hoy en caida libre y con un futuro oscuro o al menos incierto. Junto a esta reaccionaria iniciativa, la vuelta a la semana de las 65 esclavistas horas semanales, es otro paso en el desmantelamiento de unos derechos sociales que UPyD tratará de salvaguardar.