El pasado día 29 de Setiembre fue el día que nació oficialmente el partido al que pertenecemos. Más allá de análisis más exhaustivos y amplios, este proyecto nace de las cenizas y las semillas de Basta Ya, de sus promotores y de sus simpatizantes. Por tanto, de gente acostumbrada a clamar en el desierto, salir a la calle y llevar a cabo actos de incluso cierto tono teatrero (¡en el mejor sentido del término!), propio de los movimientos sociales y cívicos. Ciertamente, su recuerdo es imborrable y la labor realizada, incalculable.
Pero se decidió crear el partido superando inmesas dudas y dificultades. Somos ya un partido político, no un grupo de presión ni un movimiento cívico. Cuesta asimilarlo, pero es un hecho incuestionable al que deberemos acostumbrarnos pronto, al objeto de que el proyecto sea lo más útil posible a la sociedad a la que sirve. Un partido político es el principal instrumento de movilización de la ciudadanía para su participación en el proceso democrático, y lo hace a través de dos medios:
– a través de la intervención continuada en el debate político, introduciendo nuevos temas en la agenda política y tomando postura respecto a los que ya forman parte de ella. Es ésta una labor extraordinaria que tendremos que afrontar cuanto antes. Y a esto a lo que debemos dedicar nuestro exiguo tiempo, lo más necesario e inmediato, lo más urgente.
– a través de la oferta de opciones electorales a los votantes, presentadas en paquetes que integran un programa de acción política, un equipo de personas encabezadas por unos líderes y unos símbolos. El programa a nivel nacional se hizo y personas de valía nacional las tenemos. En breve plazo de tiempo, iniciaremos la elaboración del programa político que ofreceremos a los ciudadanos de Euskadi y, en cuanto a personas, tenemos también valiosas.
Para lograr estos objetivos, es importante gozar de una organización efectiva, bien estructurada, que facilite el objetivo del partido: servir a la sociedad, no acomodar los deseos o necesidades de los militantes. Es ésta una labor que necesita perfeccionarse, pero de la que podemos sentirnos orgullosos dada la experiencia de la que el partido carece.
Quiero insistir: la intervención continuada en el debate político, es ésta nuestra principal labor a realizar, nuestro sentido. A la medida de nuestras posibilidades, pues no sobran recursos de ningún tipo y no tenemos medios de comunicación a nuestro servicio. No podemos desviarnos del objetivo y atomizar nuestras fuerzas en proyectos evanescentes. No estamos, aún, para liderar la política vasca, ni para hacer la labor sucia que las principales fuerzas de nuestra comunidad rehúyen. Que asuman sus compromisos y su responsabilidad. Nosotros les apoyaremos cuando entendamos corresponda.
Mirémonos al ombligo, durante al menos un tiempo. Demos pasos cortos pero firmes y seguros. Lo necesitamos para poder llevar adelante nuestros loables deseos. Éste es un proyecto a medio plazo. No nos precipitemos. Juntos podemos.